Etiquetas

sábado, 22 de diciembre de 2012

Diario Reflexivo III (Urgencias)


Me gustaría empezar este Diario Reflexivo, ya no sólo como una reflexión final de este último periodo de mis prácticas en el Hospital, si no como una reflexión general de mis experiencias y vivencias en todo este tiempo.
Al principio pensé que al tener tan recientes mis prácticas de tercer curso, no iba a aprender gran cosa en cuanto a técnicas que realizar, si como mejorar, romper mano, etc… Pero nunca pensé que este Practicum en el Hospital, me iba a enseñar tantas cosas y tan importantes, ya no sólo para aplicar en mi vida profesional, si no en mi vida personal.
Para empezar nunca había tratado con niños (ni con Neonatos, ni con niños con edades comprendidas entre 1 año y 14-16 años), y es un campo que me ha ayudado a abrir mi mente y desarrollar ciertas habilidades que pensé que no sería capaz, como interpretar una mirada, valorar la sencillez e ingenuidad, y como afrontan los mismos niños y su entorno una situación dura y difícil como es una enfermedad o un momento de tensión.  He tenido la oportunidad y la gran suerte de poder tratar con esta población tanto en mi primer periodo de practicas en Neonatos, como en Urgencias Pediátricas (a días sueltos), y la verdad es que no lo cambio. Aunque parezca una tontería, pero hubo momentos en los que me venía a la mente Irena Sendler, aunque para mi siempre ha sido y será un referente a seguir, me llegué a plantear en ocasiones que no le había dado el valor que tenía su labor, hasta ahora que no he sabido lo que es trabajar con niños.
En mi periodo de prácticas en Urgencias, es dónde me he dado cuenta, de que el dicho que me repetía mi iaia casi constantemente “Vísteme despacio que tengo prisa”, es lo más importante que necesitaba saber para poder trabajar de una manera eficiente y eficaz, y así poder dar lo mejor de mi en este servicio.
¿Qué porque digo esto?
En mi primer día de practicas en Urgencias a Elena y a mi, nos pasó un caso bastante curioso, que fue revelador como poco.
Llegamos las dos a Observación de Urgencias, dónde íbamos a estar juntas esa primera semana. La enfermera, nos manda a "constantear" a todos los pacientes que allí se encontraban, para que así pudiéramos hacer una valoración general. Recuerdo, que yo me encargaba de poner el manguito y el “pulsi” a los pacientes y Elena apuntaba las constantes.
Cuando llegamos al box 2 (un box que está acristalado, es de aislamiento, o para preservar mas la intimidad del paciente), nos encontramos nada mas entrar a la hija del paciente, al médico y a “E” encamado.  
Desde primer curso, que me enseñaron así, siempre que voy a realizarle alguna técnica a algún paciente, le digo antes que se va a hacer o que fármaco le voy a administrar, por lo tanto, cuando entramos al box Elena y yo, le comenté al familiar que le iba a tomar las constantes a “E” y ella asintió con la cabeza.
“E” tenía la cabeza ladeada hacia el lado contrario donde estábamos tomándole las constantes, y lo llamé, al no contestar le cogí el brazo para ponerle el manguito, y noté que estaba muy frío, en ese momento miré a Elena, como diciendo “algo no me cuadra”. Cuando iba a volverlo a llamar, escuchamos al familiar preguntarle al médico si a partir de ahora tenía que ponerse en contacto con la funeraria, así que solté el brazo y le quité el manguito suavemente. Elena y yo nos miramos y agachamos la cabeza. Cuando el familiar y el médico se fueron, no podíamos creer que nos había pasado y aunque suene un poco cruel nos pusimos a reír. Acto seguido vino el médico y nos dijo (palabras textuales) “pero muchachas, ¿que estáis haciendo?, ¿no os habéis dado cuenta de la situación?”. No fue una situación agradable, darse cuenta por un comentario que “E” había fallecido, ya no sólo por nosotras, si no por el familiar (su hija).
Esta experiencia me hizo reflexionar mucho, me di cuenta que hay veces que no me doy cuenta (ya sea por el ansia de hacer las cosas bien, o por mis nervios) de que me aturullo y eso no me permite ver y analizar cada situación de una manera holística como se merece toda persona.
Aunque el servicio de urgencias requiera de actuaciones rápidas, también requiere actuaciones eficaces y eficientes, y para ello, me propuse vestirme despacio cada vez que tuviera prisa, me hará bien en mi vida profesional, en lo personal y lo más importante, trataré a cada persona como se merece. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario