Me gustaría empezar este Diario Reflexivo, ya
no sólo como una reflexión final de este último periodo de mis prácticas en el
Hospital, si no como una reflexión general de mis experiencias y vivencias en
todo este tiempo.
Al principio pensé que al tener tan recientes
mis prácticas de tercer curso, no iba a aprender gran cosa en cuanto a técnicas
que realizar, si como mejorar, romper mano, etc… Pero nunca pensé que este
Practicum en el Hospital, me iba a enseñar tantas cosas y tan importantes, ya
no sólo para aplicar en mi vida profesional, si no en mi vida personal.
Para empezar nunca había tratado con niños
(ni con Neonatos, ni con niños con edades comprendidas entre 1 año y 14-16
años), y es un campo que me ha ayudado a abrir mi mente y desarrollar ciertas
habilidades que pensé que no sería capaz, como interpretar una mirada, valorar
la sencillez e ingenuidad, y como afrontan los mismos niños y su entorno una
situación dura y difícil como es una enfermedad o un momento de tensión. He tenido la oportunidad y la gran suerte de
poder tratar con esta población tanto en mi primer periodo de practicas en
Neonatos, como en Urgencias Pediátricas (a días sueltos), y la verdad es que no
lo cambio. Aunque parezca una tontería, pero hubo momentos en los que me venía
a la mente Irena Sendler, aunque para mi siempre ha sido y será un referente a
seguir, me llegué a plantear en ocasiones que no le había dado el valor que
tenía su labor, hasta ahora que no he sabido lo que es trabajar con niños.
En mi periodo de prácticas en Urgencias, es
dónde me he dado cuenta, de que el dicho que me repetía mi iaia casi
constantemente “Vísteme despacio que tengo prisa”, es lo más importante que
necesitaba saber para poder trabajar de una manera eficiente y eficaz, y así
poder dar lo mejor de mi en este servicio.
¿Qué porque digo esto?
En mi primer día de practicas en Urgencias a
Elena y a mi, nos pasó un caso bastante curioso, que fue revelador como poco.
Llegamos las dos a Observación de Urgencias,
dónde íbamos a estar juntas esa primera semana. La enfermera, nos manda a "constantear" a todos los pacientes que allí se encontraban, para que así
pudiéramos hacer una valoración general. Recuerdo, que yo me encargaba de poner
el manguito y el “pulsi” a los pacientes y Elena apuntaba las constantes.
Cuando llegamos al box 2 (un box que está
acristalado, es de aislamiento, o para preservar mas la intimidad del
paciente), nos encontramos nada mas entrar a la hija del paciente, al médico y
a “E” encamado.
Desde primer curso, que me enseñaron así,
siempre que voy a realizarle alguna técnica a algún paciente, le digo antes que
se va a hacer o que fármaco le voy a administrar, por lo tanto, cuando entramos
al box Elena y yo, le comenté al familiar que le iba a tomar las constantes a
“E” y ella asintió con la cabeza.
“E” tenía la cabeza ladeada hacia el lado
contrario donde estábamos tomándole las constantes, y lo llamé, al no contestar
le cogí el brazo para ponerle el manguito, y noté que estaba muy frío, en ese
momento miré a Elena, como diciendo “algo no me cuadra”. Cuando iba a volverlo
a llamar, escuchamos al familiar preguntarle al médico si a partir de ahora
tenía que ponerse en contacto con la funeraria, así que solté el brazo y le
quité el manguito suavemente. Elena y yo nos miramos y agachamos la cabeza.
Cuando el familiar y el médico se fueron, no podíamos creer que nos había
pasado y aunque suene un poco cruel nos pusimos a reír. Acto seguido vino el
médico y nos dijo (palabras textuales) “pero muchachas, ¿que estáis haciendo?, ¿no os habéis dado cuenta de la situación?”. No fue una situación agradable,
darse cuenta por un comentario que “E” había fallecido, ya no sólo por
nosotras, si no por el familiar (su hija).
Esta experiencia me hizo reflexionar mucho,
me di cuenta que hay veces que no me doy cuenta (ya sea por el ansia de hacer
las cosas bien, o por mis nervios) de que me aturullo y eso no me permite ver y
analizar cada situación de una manera holística como se merece toda persona.
Aunque el servicio de urgencias requiera de
actuaciones rápidas, también requiere actuaciones eficaces y eficientes, y para
ello, me propuse vestirme despacio cada vez que tuviera prisa, me hará bien en
mi vida profesional, en lo personal y lo más importante, trataré a cada persona
como se merece.
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